Leí con interés el trabajo del Dr. Schmulson et al.1 en el que presentan su experiencia con el uso de los anticuerpos anti-CdtB/anti-vinculina para confirmar la presencia del síndrome de intestino irritable con predominio de diarrea (SII-D) en un pequeño grupo de pacientes con dolor, distensión abdominal y diarrea. Los autores concluyen que sus resultados apoyan el uso de esta prueba como una herramienta de diagnóstico de primera línea para confirmar la presencia de SII-D (Roma III)1. Evidentemente, esta conclusión excede los alcances de su investigación, ya que esta prueba no ha sido adecuadamente validada en el amplio espectro clínico que abarca a los enfermos con dolor, distensión y diarrea, especialmente aquellos con colitis microscópica (CM).
La correcta validación de una prueba diagnóstica exige características específicas. Primero, la prueba en cuestión se debe comparar contra una prueba diagnóstica patrón o «estándar de oro». El problema es que no se ha definido cuál es el «estándar de oro» en el diagnóstico del SII-D ya que los criterios de Roma tienen una sensibilidad y especificidad insuficientes, mientras que la colonoscopia con biopsias debe realizarse en muchos de los enfermos con SII-D2. En México, el 18% de los pacientes con criterios de SII-D estudiados con colonoscopia y biopsias en forma sistemática presentan CM3. En segundo lugar, la validación debe incluir un amplio espectro de sujetos con el cuadro clínico que caracteriza a la enfermedad. Aunque en este estudio se incluyeron algunos pacientes con esprue tropical, enfermedad celíaca, enfermedad diverticular y CM, el número es muy pequeño y otras entidades del espectro sintomático ni siquiera fueron consideradas (v. gr., parasitosis intestinales, mala absorción de ácidos biliares e hidratos de carbono, insuficiencia pancreática exocrina o neoplasias). Finalmente, se deben evitar sesgos sometiendo a todos los sujetos de investigación tanto a la prueba en evaluación como al «estándar de oro», lo que evidentemente no ocurrió en este trabajo.
Aunque la determinación de los anticuerpos anti-CdtB/anti-vinculina ha sido validada en enfermedad inflamatoria intestinal, no ha sucedido igual en la CM. Efectivamente, la CM se caracteriza por sobreponerse con el SII-D, tener buena respuesta al tratamiento inicial con budesonida, altas tasas de recaída y elevada respuesta al retratamiento4,5. Así, la reaparición de dolor, distensión y diarrea en un paciente con CM que tuvo buena respuesta al tratamiento inicial debe considerarse una recaída de la enfermedad y no puede tomarse como evidencia de SII-D con sobreposición de CM. La recaída sucede entre el 60-82% de los casos de CM y es la principal indicación para dar tratamiento de mantenimiento prolongado4,5.
Los estudios publicados hasta ahora, que evalúan el uso de estos biomarcadores han incluido un número sorprendentemente bajo de pacientes con CM, considerando la prevalencia de esta enfermedad. Los resultados del estudio del Dr. Schmulson et al. refuerzan la necesidad de validar correctamente estas pruebas en el amplio espectro de pacientes con criterios de SII-D, incluyendo un adecuado número de enfermos con CM y otros con el complejo sintomático de dolor, distensión abdominal y diarrea que hasta ahora no han sido considerados.
Conflicto de interesesRamón Carmona-Sánchez es miembro del Consejo Asesor de Mayoly-Spindler, ponente para Mayoly-Spindler y Allergan, y participa en protocolos de investigación patrocinados por Laboratorios Senosian y Asofarma.