Introducción
En los últimos 60 años ha habido una variación importante en cuanto a la frecuencia de cáncer del aparato digestivo en el mundo entero. En los países desarrollados encontramos una reducción importante en cuanto a su incidencia, sin embargo, en México como en los países en vías de desarrollo encontramos un claro patrón ascendente, mismo que se refleja en sus tasas de mortalidad por tumores malignos,1 esto ha derivado en una mayor demanda de atención médica con importantes repercusiones económicas para las instituciones de salud. No obstante, existen diferencias sustanciales en cuanto a la frecuencia relativa de tumores malignos según la región estudiada, y son más evidentes al hacer ajustes en relación con el nivel de desarrollo y los recursos económicos de las diferentes naciones.
Los tumores malignos ocupan el segundo lugar en México como causa de mortalidad, y dentro de éstos, el cáncer del aparato digestivo se encuentra entre las cinco neoplasias más frecuentes. En términos de magnitud, el cáncer del aparato digestivo a nivel de estómago ocupa el primer lugar de las neoplasias más frecuentes, acompañado de aquellos que se asientan en páncreas, colon y recto, hígado, vía biliar, esófago e intestino delgado.2
Dada la alta letalidad para la mayor parte de los cánceres, las cifras de mortalidad constituye un buen reflejo de la incidencia de estas enfermedades. En la actualidad el cáncer gástrico es la neoplasia más frecuente del tubo digestivo en todo el mundo. El término cáncer gástrico (CG), se refiere a los adenocarcinomas del estómago, que representan 95% de los tumores malignos de este órgano (Cuadro 1).3
Este problema constituye la segunda causa de muerte por cáncer y en México es el primero en frecuencia de origen gastrointestinal. De 1980 a 1987, el número total de muertes por cáncer gástrico en este país fue de 73,315 casos, con una relación varón-mujer de 1.5-1.0. Los estados con mayor índice de mortalidad fueron Yucatán, Sonora, Zacatecas, Michoacán, Chiapas.3 Las formas hereditarias de cáncer son pocos frecuentes, y representan del 5 al 10% de todas las neoplasias malignas en adultos, aunque la agrupación familiar de cánceres constituye otro 20% o más de los casos. En general, la dieta e infección por Helicobacter pilory son los factores ambientales principales para el desarrollo de CG, pero la agregación familiar, en una significativa proporción de los casos, sugiere la importancia de la predisposición genética. En estudios realizados en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de la ciudad de México, la proporción de cáncer gástrico en pacientes jóvenes menores de 40 años de casi 17% es la más elevada reportada en la literatura, y una proporción significativa de esta población presenta agregación familiar.4 En los últimos años, se ha reportado un incremento en la mortalidad asociada a cáncer gástrico, predominantemente en el sexo masculino y en los grupos de mayor edad. No existen reportes en nuestro país que nos permita conocer la incidencia del CG ni la probabilidad de supervivencia de estos pacientes, ya que dada la alta frecuencia de etapas avanzadas que traduce una baja frecuencia de resecabilidad y por tanto una alta mortalidad por cáncer.5 Diferentes estudios epidemiológicos han sugerido que ciertos factores dietéticos incrementan el riesgo de CG.6 Al hablar de la frecuencia del hepatocarcinoma o carcinoma hepatocelular (CHC), tenemos que entender que su distribución es mundial, con una proporción masculina de 3:1, y más frecuente en el grupo de edad de 40 a 60 años. Del 70 al 80% de estos tumores están asociados con cirrosis hepática y casi siempre consecutiva a hepatitis crónica por virus B y C.7 La distribución de portadores crónicos del virus es similar a la distribución de carcinoma hepatocelular. La infección del virus de hepatitis C es causa importante de CHC, representando el principal agente etiológico en áreas donde la incidencia de hepatitis B es baja, como es el caso de nuestro país.8 El cáncer de colon y recto se sitúa en el tercer lugar de frecuencia en el hombre (después de pulmón y próstata) y en el segundo en la mujer (después del de mama) en países desarrollados. Como el cáncer colorrectal se presenta con frecuencia en edades avanzadas de la vida, de no orientarse una estrategia preventiva, el número de sujetos afectados se incrementará en los próximos años, al continuar el envejecimiento de la población.9 El cáncer de esófago en México representa 1.3% de todas las neoplasias malignas en las Instituciones del Sector Salud.10
Es importante enfatizar que los tumores malignos del aparato gastrointestinal constituyen como grupo la primera causa de muerte por cáncer en México, y los principales son: el gástrico, hepático y de vías biliares, de páncreas, colon y recto, esófago e intestino delgado.
Dada la alta letalidad para la mayor parte de estos cánceres, la cifra de mortalidad constituye un buen reflejo de la incidencia de estas enfermedades.
Es importante el diseño y desarrollo de programas preventivos y de control para estas patologías, así como para la implantación de recursos de atención médica que permitan enfrentar este grave problema.
Material y métodos
Se incluyeron todos los casos de cáncer del aparato digestivo emitidos histopatológicamente en el Departamento de Anatomía Patológica del Hospital General de Zona No.11 del IMSS en Nuevo Laredo, Tamaulipas en el periodo de enero de 2000 a diciembre del 2006. De los 11,386 reportes histopatológicos emitidos, fueron seleccionados 165 estudios en los que se consignó diagnóstico histopatológico de neoplasia maligna del tubo digestivo (NMDT); aquellos estudios referidos como neoplasia benigna o neoplasia maligna de origen metastásico fueron excluidos del estudio.
En un estudio retrospectivo, descriptivo y transversal, se revisaron los reportes de histopatología de los años correspondientes y fueron identificados 165 casos con diagnóstico de NMTD, considerándose: edad, sexo, sitio o nivel anatómico afectado y estirpe histopatológica de la neoplasia. El análisis de las variables de interés se realizó en forma simple y los resultados se compararon con los reportados con otras unidades de salud del país.
Resultados
De los 11,386 reportes de histopatología, fueron identificados 165 casos de NMTD que representan 1.44% total del registro, y 11.8% del total de las neoplasias malignas. Correspondieron a cáncer hepático 24.4%, cáncer de colon y recto 23.03%, cáncer gástrico 20.00%, cáncer de páncreas 13.33% y cáncer de esófago 7.27% el resto localizado en orden decreciente en otros sitios: vesícula y vía biliar, intestino delgado (Cuadro 2). Hubo un predominio global del sexo masculino con 63.78% a excepción del cáncer de vesícula y vía biliar, que se presentó con más frecuencia en pacientes femeninos. Con relación al grupo etario el más afectado fue de 65 a 74 años de edad por neoplasias de hígado, colorrectal, gástrico y páncreas (Figura 1).
Figura 1. Distribución de frecuencia por grupo de edad (n = 165)
Discusión
El carcinoma hepatocelular (CHC) es la neoplasia maligna de tubo digestivo más común en el mundo. Su incidencia varía geográficamente y de acuerdo con la población estudiada. De continente a continente, la variación por ejemplo en América del Norte, Europa y Australia es alrededor de 1 a 3 por 100,000 habitantes y en algunos lugares específicos como Taiwán se ha llegado a informar hasta de 150 casos por 100,000 habitantes.11 Del 70 al 80% de estos tumores están asociados con cirrosis hepática y casi siempre consecutivos a hepatitis B o C, al consumo crónico de alcohol y a la diabetes.12 Esta neoplasia afecta principalmente a varones en la sexta década de la vida. Las personas infectadas por virus de hepatitis C después de 20 a 30 años, pueden desarrollar cirrosis hepática de 10 a 20% y hepatocarcinoma de 1 a 5%, una vez que la cirrosis se ha establecido.13
El carcinoma hepatocelular ocupa el sexto lugar en México y representa 7.1% de todas las neoplasias malignas. Este tumor, por lo general, se presenta en pacientes con cirrosis hepática y se diagnostica en estadios avanzados de la enfermedad. En una cohorte de 135 pacientes del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) de 1991 al 2000, se encontró que la sobrevida media de los pacientes fue de 7.9 meses. La cirrosis hepática estuvo presente en 64% de los casos de seropositividad para VHC en 58%, para el VHB en 10%, y 18% de los pacientes presentaron cirrosis alcohólica. Debido a que en general el diagnóstico se lleva a cabo en estadios tardíos de la enfermedad y el paciente con pobre reserva hepática, la mayor parte de los tumores son irresecables, por lo que, el pronóstico es malo.14
En nuestro hospital, en una cohorte de 95 pacientes donde se determinó los factores de riesgo para VHC, en una zona del Norte de Tamaulipas se determinó que la drogadicción, transfusiones, vida sexual promiscua y debido a las características sociodemográficas de población flotante y por nuestra ubicación fronteriza con los Estados Unidos de Norteamérica, y asociada a un nivel educativo y económico bajo, problemas relacionados al deterioro familiar y abuso de drogas que conllevan a factores predisponentes para la infección de la hepatitis C es un antecedente para el hepatocarcinoma.15
El cáncer gástrico es la primera neoplasia maligna del tracto gastrointestinal en México. Puede presentarse en cualquier edad, pero su incidencia aumenta significativamente desde los 50 años y en grupos de mayor edad. Diferentes estudios epidemiológicos han sugerido que ciertos factores dietéticos incrementan el riesgo de cáncer gástrico, de entre ellos el uso de alimentos conservados, ahumados y secados con sal. Se ha demostrado que el uso prolongado de bloqueadores de receptores H2 o bloqueadores de la bomba de protones no son factores de riesgo.16
Como es bien sabido, con la edad aumenta la incidencia de la mayoría de las neoplasias malignas. Se calcula que la mitad de todos los diagnósticos de cáncer que se realizan afectan a pacientes de más de 70 años. La relación entre cáncer y edad mayor son complejas. Existen muchos factores, algunos conocidos y otros por determinar que influyen en esta asociación.
En general, la edad es uno de los factores más importantes de padecer cáncer. De manera experimental se ha determinado que la sensibilidad a los carcinógenos cambia con los años. Como señalan Castro y Feliu,17 se pensó que esta relación sólo reflejaba que las personas habían vivido mucho para que algunas de las células de su organismo hubieran experimentado la transformación neoplásica. Pero la sensibilidad a los carcinógenos cambia con los años.
Desde el punto de vista epidemiológico, características como el sexo y edad, son elementos útiles para determinar el grupo blanco que está expuesto a padecer cáncer del aparato digestivo, y esto conlleva a establecer algunas medidas preventivas más precisas para este tipo de enfermedad.
Levin KE y Dozoris, reportan que la frecuencia del CCR varía ampliamente en el mundo, por ejemplo en Connecticut, EUA es de 32.3/100,000 habitantes vs. 0.4/100,000 en Nigeria. Es más frecuente en áreas urbanas que las rurales. Los emigrantes de áreas de baja frecuencia, con el tiempo presentan el mismo riesgo de desarrollar CCR que los habitantes de las áreas de alta frecuencia.18 Los factores dietéticos y ambientales que se han asociado al incremento en el riesgo de desarrollar CCR son: la ingesta de grasas poliinsaturadas tipo omega 6 de origen animal y de carnes rojas, de colesterol que es metabolizado a ácidos biliares, el tabaquismo, alcoholismo, el sedentarismo y algunas condiciones médicas como el antecedente de radiación y obesidad,19 son factores que contribuyen para el cáncer colorrectal, mayores expectativas de la vida y un incremento de la exposición de sustancias tóxicas (tabaco, aditivos y contaminantes) son otras variables que contribuyen y nuestra comunidad cuenta con todos estos factores.
Las características etarias del grupo estudiado son similares a lo publicado por otros autores por que la edad de mayor presentación ocurrió entre 60 y 75 años.
Aún queda un largo camino por recorrer en la prevención del cáncer, y aunque se han realizado avances importantes en los últimos años como los biomarcadores asociados a lesiones precancerosas, podrá ser una herramienta importante en los estudios de prevención.
Conclusión
El HCC fue el más frecuente de los cánceres del tubo digestivo en nuestro estudio, difiriendo con los resultados a nivel nacional de instituciones más representativas en donde encontramos una mayor frecuencia del cáncer de estómago, por lo que este estudio puede ser punto de partida para otras investigaciones prospectivas con relación a determinar la prevalencia y factores de riesgo para el desarrollo de estas patologías.
Agradecimiento
Agradezco el apoyo de las siguientes personas que hicieron posible la realización de este trabajo: Dr. Christian Iván Martínez Bautista en la recolección de datos; al Bibliotecario Leonardo Sánchez Escamilla, Dr. Ignacio Lee Santos y Dr. Arnold Philippe Pauleus.
Correspondencia:
Dra. Ulda Neri Jiménez. Dr. Mier # 2113, Col. Centro, C.P. 88000, Nuevo Laredo, Tamaulipas, México. Teléfono: 01-867-7 12 51 36.
Correo electrónico: nerijim@hotmail.com
Fecha recibido: 10 octubre 2007
Fecha aprobado: 15 diciembre 2008