A principios de 1900 se empezaron a utilizar medios de contraste en estudios radiológicos para evaluar los tejidos blandos, entre los que destacan bismuto, hierro, plomo y estroncio, dichos medios no tenían la regulación adecuada, por lo que fueron descontinuados1. El pionero del uso de bario como contraste fue Walter Cannon en 1902, luego de que reemplazara al bismuto que era ocupado durante la guerra2. El sulfato de bario es el agente más utilizado en los estudios radiológicos para el tracto digestivo, y se ha vuelto una herramienta esencial ya que es precisa, eficiente y costo/efectiva con muy bajo riesgo1. Sin embargo, se han descrito reacciones adversas asociadas a su uso, la mayoría se autolimitan, aunque si hay descritos casos fatales3. Dentro de las complicaciones están la anafilaxia con 1 en 2.5 millones de casos3, intoxicación con síntomas neurológicos4, granuloma descrito por primera vez en 19545, extravasación de bario, intravasación venosa, aspiración accidental e impacto del mismo1. Es por esto que, además del contraste baritado se puede utilizar contraste hidrosoluble para la visualización radiológica del tracto gastrointestinal, sin embargo, no recubre la mucosa como el bario, en cambio, llena de forma pasiva la luz intestinal. Las indicaciones de uso de contraste hidrosoluble son la sospecha de perforación o comunicación con la cavidad peritoneal, aunque algunas perforaciones pequeñas se pueden visualizar solamente con bario dependiendo la localización. Además, se sugiere su uso en pacientes en los que se desea evitar el peristaltismo que genera el bario como en pacientes posquirúrgicos6. Se define como bariolito a la concreción de sulfato de bario y heces en el intestino luego de haberse realizado algún estudio radiológico con este material7, descrito por primera vez por Valladares en 19508, solo se encuentran en la literatura reportes de caso aislados y una revisión sistemática de 1950 a 2006 describiendo 31 casos; se describe que la obstrucción por bariolito se presenta de forma tardía, asociado a dieta baja en residuo, deshidratación, dismotilidad colónica, desequilibrio hidroelectrolítico, enteropatía diabética y Parkinson8. En 1978 se describió el uso de Gastrografin® (diatrizoato) medio de contraste hidrosoluble como método terapéutico, describiendo 4 casos con resultados exitosos, ya que estimula la peristalsis y debido a su alta osmolaridad disuelve el impacto, su tránsito es adecuado a pesar de íleo y no agrava la obstrucción intestinal; sin embargo, no existe una recomendación establecida por algún colegio ni estudios posteriores9.
Los síntomas asociados al bariolito son dolor abdominal, nausea, vómito, estreñimiento, obstrucción, peritonitis por bario y perforación intestinal, las complicaciones pueden ser tan graves como megarrecto y síndrome compartimental abdominal, en 2019 Pathan et al. establecen la recomendación para pacientes con factores de riesgo para impacto sometidos a estudio baritado de realizar radiografías a los 2-3 días, además de administrar laxantes de manera preventiva10.
Presentamos un caso de oclusión intestinal completa secundaria a bariolito a quien inicialmente se le dio manejo conservador, y desimpactación endoscópica de manera exitosa. Este artículo propone generar conciencia entre los lectores acerca de las posibles complicaciones asociadas con los estudios baritados, las cuales son poco frecuentes y escasamente descritas en la literatura científica.
Masculino de 80 años con deterioro cognitivo en tratamiento con memantina, donepezilo y quetiapina, hiperuricemia, cáncer epidermoide de pulmón izquierdo EIIIa en tratamiento con 5 sesiones de quimioterapia, además de 30 de radioterapia, y disfagia asociada a mucositis secundaria, abordada en hospitalización previa por el servicio de otorrinolaringología con dinámica de deglución que requirió colocación de sonda de gastrostomía 6 días previos a su padecimiento actual.
Acude al servicio de urgencias por intolerancia a la vía oral con vómito de contenido fecaloide, aumento del perímetro abdominal, dolor abdominal generalizado tipo cólico e imposibilidad para canalizar gases y evacuar 4 días previos. Se decide ingreso para hidratación endovenosa, se realizan laboratorios generales con elevación de azoados y desequilibrio hidroelectrolítico; placas de abdomen en dos posiciones, donde se aprecia: dilatación de asas de intestino delgado y cámara gástrica secundaria a impacto de material de contraste en colon ascendente, sigmoides y recto (fig. 1A); se realiza tomografía de abdomen con oclusión intestinal baja sin evidencia de zona de transición y bariolito en válvula ileocecal y recto (figs. 1B y C). Se realiza desimpactación manual y colocación de enemas de aceite, sin éxito por falta de cooperación y dolor, se programa evaluación bajo sedación donde se realiza fragmentación instrumentada con canastilla de Dormia® de 25mm, irrigando 2 litros de solución salina con bomba de infusión y posterior extracción de los fragmentos con canastilla y el resto de manera digital logrando la desimpactación total bajo visión directa con colonoscopia flexible, identificando úlceras estercolares en el recto (fig. 2A-D). Se administran laxantes osmóticos para lograr la movilización del bario de válvula ileocecal y su evacuación espontánea (fig. 1D). El paciente tolera la vía oral y se egresa a domicilio sin complicaciones.
Bariolito. A) Radiografía de ingreso en donde se observa material de contraste en válvula ileocecal y recto, así como dilatación de asas de intestino delgado y cámara gástrica. B y C) Tomografía de abdomen que muestra bariolito en válvula ileocecal y recto, con el efecto de artefacto característico de dicho medio de contraste. D) Radiografía con ausencia de bariolito en colon.
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