La fasciolosis es una zoonosis causada por fasciola hepática, que afecta al ganado ovino, bovino y, ocasionalmente, al ser humano en quien se distinguen 2 fases: aguda y crónica1.
En la figura 1 se aprecia el ciclo biológico secuencial2.
El hábitat de la fasciola hepática en estado adulto son las vías biliares del ovino (1, 2), cuando los huevos son defecados en medio acuático (3), se desarrolla en su interior un parásito ciliado (miracidio) (4, 5) que busca un caracol Lymnaeidae (6) en cuyo interior se transforma en esporocisto, redia madre, redia hija y cercaría (7, 8, 9) esta última abandona el caracol (10) adoptando una forma quística, la metacercaria (11) que se adhiere a distintas plantas acuáticas que son ingeridas por el ovino (12) llegando al duodeno, desde donde forma túneles en los tejidos hasta llegar al hígado (1, 2). La fase aguda humana se inicia cuando se infecta al ingerir berro (Nasturtium officinale) con metacercarias, transformándose en el duodeno en adolocercarias (13-15), que mediante proteasas penetran en los tejidos hasta llegar al parénquima hepático, adoptando la forma adulta en un periodo de 4 a 6 meses. Las fasciolas adultas tienen como hábitat la vías biliares, ocasionando la fase crónica o de estado que puede durar meses o años (16, 17).
Fuente: modificada de Cruz López O2.
La sintomatología de la fase aguda se presenta con fiebre de 38°C, eosinofilia importante, rash cutáneo abdominal y dolor en hipocondrio derecho. Los métodos diagnósticos en esta fase son la citometría hemática que muestra la eosinofilia sanguínea y los anticuerpos contra fasciola hepática; los exámenes coproparasitoscópicos en esta fase son negativos3.
La fase crónica se caracteriza por la presencia de fasciolas adultas en las vías biliares, provocando diarrea en ocasiones esteatorreica, fiebre, dolor en hipocondrio derecho y pérdida de peso; la eosinofilia puede ser leve o no presentarse y los huevos se encuentran en la materia fecal4,5.
Presentamos el caso clínico de un paciente varón de 34 años, residente en Puebla México, quien al interrogatorio refirió haber ingerido pescado y algún tipo de guarnición verde una semana antes del inicio de su padecimiento caracterizado por rash cutáneo en cara, cuello y tórax, flatulencias con borborigmos y evacuaciones líquidas sin sangre (3 en 24h).
Posteriormente presentó fiebre de 38°C, cefalea, mialgias y dolor en hipocondrio derecho irradiado a región lumbar ipsilateral, con pérdida de peso de 4kg en 3 semanas.
Se realizó reacción de Widal que resulto negativa; sin embargo, por la sospecha clínica de fiebre tifoidea indicaron 3g diarios de ampicilina durante 10 días sin mejoría.
Debido a la falta de respuesta al tratamiento, el paciente acudió al Servicio de Parasitología Clínica de la Facultad de Medicina de la BUAP donde se realizaron nuevos exámenes de laboratorio con los siguientes resultados: citometría hemática: eritrocitos 4,9 mm3, hemoglobina 14.5g/dl, hematocrito 45%, VGM 91 fl, CMHB 32g/dl. Leucocitos 9.15 miles/μl, con cuenta diferencial de: linfocitos 2.19 miles/μl, neutrófilos 2.56 miles/μl, eosinófilos 4.11 miles/μl, basófilos 0.18 miles/μl y monocitos 0.09 miles/μl.
Por el alto porcentaje de eosinófilos se repitió la citometría hemática a los 8 días que arrojó los siguientes resultados: eritrocitos 5.0mm3, hemoglobina 14.7g/dl, hematocrito 46%, leucocitos 10.87 miles/μl, linfocitos 1.63 miles/μl, neutrófilos 2.82μl, eosinófilos 6.19 miles/μl, basófilos 0.0 miles/μl y monocitos 0.21 miles/μl.
Se realizaron coproparasitoscópicos de sedimentación en copa con 6 muestras negativas y Enterotest® (cápsula de Beal) negativa a quistes, trofozoitos y huevos de parásitos.
La contrainmunoelectroforesis (CIEF) para la búsqueda de anticuerpos contra la fasciola hepática fue reactiva (fig. 2).
El paciente fue tratado con dehidroemetina 1mg/kg de peso vía intramuscular durante 10 días, con remisión total de la sintomatología.
El presente caso corresponde a fasciolosis hepática en fase aguda (o de invasión) y es el primero de esta naturaleza reportado en nuestro país. En el Perú, donde la fasciolosis es endémica, en una revisión efectuada de 1963 al 2005 fueron reportados un total de 1701 casos, de los cuales solo el 11% se diagnosticó en fase de invasión y el 89% en fase de estado, lo que corrobora la dificultad de diagnóstico en el periodo agudo6. Como lo ejemplifica este reporte, debido a lo polimorfo de la sintomatología, los médicos habitualmente no consideran esta enfermedad dentro de sus diagnósticos diferenciales, y los pacientes son sometidos a múltiples estudios y tratamientos antes de alcanzar el diagnóstico preciso7.
Un dato importante es el antecedente de ingesta de berro, igual que en estudios nacionales que se identifica hasta en el 49% de los casos; el antecedente no se obtiene o no se reporta en el 23 y el 28%, respectivamente. En el presente caso el paciente refirió no conocer el berro, sin embargo, aceptó haber ingerido alimentos con guarnición de vegetales antes del inicio del cuadro clínico. Reportes recientes ligan a la fasciolosis con ingesta de rábanos, y en menor escala, nabo, espinaca y lechuga, lo que requiere mayor investigación8.
Finalmente, el tratamiento de nuestro paciente fue realizado con dehidroemetina al no contar con el que actualmente se considera el fármaco de elección: el triclabendazol a razón de 10mg/kg por vía oral. Existen reportes de la utilidad de la nitazoxanida, pero los resultados aún no son concluyentes9.
Presentamos este reporte debido a que puede ser de utilidad para el estudio de pacientes portadores de eosinofilia y la administración de tratamiento oportuno.
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
FinanciamientoNo se recibió ningún tipo de financiamiento para la elaboración de este trabajo.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Al Dr. Manuel Gutiérrez Quiroz, Jefe del Departamento de Inmunoparasitología de la UNAM, por haber proporcionado el antígeno utilizado en el presente estudio.