Información de la revista
Vol. 87. Núm. 2.
Páginas 188-197 (Abril - Junio 2022)
Visitas
12730
Vol. 87. Núm. 2.
Páginas 188-197 (Abril - Junio 2022)
ARTÍCULO DE REVISIÓN
Open Access
Lesiones quísticas de páncreas. Diagnóstico diferencial y estrategia de tratamiento
Pancreatic cystic lesions. Differential diagnosis and treatment strategy
Visitas
12730
A. Lira-Treviñoa, I.G. Carranza Mendozab, J.P. Borbolla Ariztib, A. Soriano-Ríosa, L. Uscanga-Domíngueza, M. Peláez-Lunaa,c,
Autor para correspondencia
mariopl@prodigy.net.mx

Autor para correspondencia. División de Investigación, Facultad de Medicina, UNAM. Departamento de Gastroenterología, INCMNSZ. Vasco de Quiroga 15. Colonia Belisario Dominguez Sección XVI Tlalpan, CP 14000 Ciudad de México. Teléfono: 55 5573 34 18
a Departamento de Gastroenterología, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, Ciudad de México, México
b Departamento de Gastroenterología, Hospital Español, Ciudad de México, México
c División de Investigación, Facultad de Medicina, UNAM, Ciudad de México, México
Este artículo ha recibido

Under a Creative Commons license
Información del artículo
Resumen
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Figuras (2)
Tablas (5)
Tabla 1. Características clínicas y de imagen de las neoplasias quísticas pancreáticas
Tabla 2. Datos preocupantes y de alto riesgo en LQP
Tabla 3. Desempeño de las modalidades de imagen para identificación y caracterización de NQP10
Tabla 4. Análisis bioquímico y citológico de líquido quístico
Tabla 5. Indicaciones quirúrgicas para NMPI según las guías actuales disponibles
Mostrar másMostrar menos
Resumen

El diagnóstico diferencial de las lesiones quísticas de páncreas incluye lesiones no neoplásicas y lesiones epiteliales neoplásicas. El diagnóstico preciso es imperativo, pues su manejo está determinado por el riesgo de progresión maligna, los síntomas asociados y otras características. La presente revisión intenta proporcionar una ruta crítica que facilite la caracterización y manejo de las lesiones quísticas de páncreas.

Palabras clave:
Quiste de páncreas
Neoplasias quísticas de páncreas
Antígeno carcinoembrionario
Neoplasia mucinosa papilar intraductal
Análisis líquido de quiste
Abstract

The differential diagnosis of pancreatic cystic lesions includes non-neoplastic lesions and neoplastic epithelial lesions. Given that management is determined by the risk for malignant progression, associated symptoms, and other characteristics, an accurate diagnosis is imperative. The present review attempts to provide a critical path that facilitates the characterization and management of pancreatic cystic lesions.

Keywords:
Pancreatic cyst
Neoplastic pancreatic cysts
Carcinoembryonic antigen
Intraductal papillary mucinous neoplasms
Cyst fluid analysis
Texto completo
Introducción

El diagnóstico diferencial de las lesiones quísticas de páncreas (LQP) es amplio e incluye lesiones epiteliales neoplásicas o inflamatorias benignas, identificadas la mayoría de las veces de manera fortuita en estudios de imagen indicados por síntomas no relacionados con este órgano. Su frecuencia se incrementa con la edad y se estima entre el 2% y el 45% en población general1.

El riesgo de transformación maligna de las LQP descubiertas de manera fortuita (LQIP) es relativamente bajo (0.01%), aunque puede aumentar (0.21%) en quistes de 2 o más centímetros, por lo que el diagnóstico preciso es fundamental para planear su tratamiento de acuerdo con el riesgo de progresión maligna y la presencia de síntomas: por ejemplo, algunas no requerirán ni vigilancia ni tratamiento, mientras que otras necesitarán evaluación periódica y, las menos, extirpación quirúrgica2-6.

El objetivo de esta revisión es proporcionar una ruta de diagnóstico que facilite la caracterización y tratamiento adecuado de las LQIP.

Notas epidemiológicas

La frecuencia real de las LQIP en México se desconoce. Un análisis de 170 casos atendidos en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán mostró que, de manera similar a lo informado en otras series, la neoplasia mucinosa papilar intraductal (NMPI; 44.7%) fue la lesión quística más frecuente, seguida del cistoadenoma mucinoso (CAM; 18.8%), cistoadenoma seroso (14.7%), de la neoplasia sólida pseudopapilar (11.8%), pseudoquiste (4.1%), degeneración quística de tumor neuroendocrino (4.1%) y del quiste simple (1.8%)4,7. Tanto la NMPI como el CAM producen mucina y son las que mayor riesgo tienen de transformación maligna. De esta forma, una manera simple de planear la estrategia de tratamiento o seguimiento es conocer si en la lesión existe o no mucina. Un dato que puede conocerse con relativa facilidad al analizar el líquido obtenido mediante una punción guiada por métodos de imagen, preferentemente ultrasonido endoscópico (USE).

La caracterización de la LQIP reclama un estudio pormenorizado. La presentación clínica y las características morfológicas descubiertas en los métodos de imagen como tomografía axial computarizada trifásica (TAC-T), resonancia magnética nuclear (RMN) o colangiopancreatografía por resonancia magnética nuclear (CPRM) proporcionan datos importantes sobre las posibilidades diagnósticas. Estos hallazgos, en combinación con el análisis del líquido del quiste y con estudios citológicos o histológicos, permiten un diagnóstico preciso en el que se basarán las medidas de tratamiento y seguimiento. Algunos autores favorecen la cirugía en todas las LQIP, aunque esta estrategia implica una resección pancreática no exenta de riesgos y mortalidad8. El diagnóstico preciso permite seleccionar a los pacientes que verdaderamente se beneficiarán de tratamiento quirúrgico9.

Características clínicas

Como en cualquier área de la medicina, la historia clínica es fundamental. Cada una de las LQIP presenta características propias, como predilección por grupo etario o sexo, localización, características anatómicas particulares o manifestaciones específicas (tabla 1).

Tabla 1.

Características clínicas y de imagen de las neoplasias quísticas pancreáticas

Características  CAS  CAM  NMPI-CP/M  NMPI-RS  NSP  TNE-Q 
Clínicas
Edad de presentación  Variable, usualmente en 5.ª a 7.ª década  Variable, usualmente 5.ª a 7.ª década  Variable, usualmente 5.ª a 7.ª décadas  Variable, usualmente de 5.ª a 7.ª décadas  2.ª a 3.ª décadas  Variable, usualmente 5.ª a 6.ª décadas 
Sexo  70% mujeres  90-95% mujeres  Igual  Igual  90% mujeres  Igual 
Presentación clínica  Hallazgo incidental, dolor abdominal, efecto de masa  Hallazgo incidental, dolor abdominal, relacionado con malignidad  Hallazgo incidental, ictericia, pancreatitis, insuficiencia exocrina, relacionado con malignidad  Hallazgo incidental, ictericia, pancreatitis, relacionado con malignidad  Hallazgo incidental, dolor abdominal, efecto de masa  Hallazgo incidental (usualmente no funcionantes), dolor abdominal y efecto de masa 
Localización  Cabeza > cuerpo  Cola/cuerpo  Cabeza > cuerpo > difuso > cola  Cabeza/proceso uncinado  Cola/cuerpo  Cuerpo/cabeza/cola 
Solitario o multifocal  Solitario  Solitario  Solitario/multifocal  Solitario/multifocal  Solitario  Solitario 
Potencial maligno  Insignificante  10-39%  36-100%  11-30%  10-15%  10% 
Imagen
Morfología  Panal de abejas; quístico lobulado  Quístico ovalado  Quístico tubular  Quístico ovalado o tubular  Quístico y sólido, ovalado, grande  Quístico y sólido, hipervascular 
Tamaño  Micro > macro  Macro  Macro ? nodularidad sólida  Macro ? nodularidad sólida  Micro o macro  Micro o macro 
Paredes/loculaciones  >6  <6 engrosamiento uniforme  Variable  Variable  Cápsula engrosada  Masa asociada 
Componentes sólidos  Cicatriz central  En malignidad  En malignidad  En malignidad  Presentes  Presentes 
Calcificaciones  En cicatriz central en 30%  Periférico/septal  ± en el conducto  ± en el conducto  Periférico  Periférico 
RM  T1 hipoT2 hiper  T1 hipointensos/hiperintenso indica hemorragiaT2 hiper  T1 hipo/hiperT2 hiper  T1 hipo/hiperT2 hiper  T1 hiperT2 hiper  T1 hipoT2 hiper 
Realce  Cicatriz central, septohipoatenuante  Variable, realce de paredes/septoEn TCC son hipoatenuantes  Paredes, nódulos sin malignidad  Paredes, nódulos sin malignidad  Heterogéneo de componentes sólidos  Paredes y nódulos 
Comunicación con el conducto principal  No  No  Sí, dilatado ? dilatación de ramas laterales  Sí, dilatación de ramas laterales  No  No 

CAM: cistoadenoma mucinoso; CAS: cistoadenoma seroso; NMPI-CP/M: neoplasia mucinosa papilar intraductal-conducto principal/mixta; NMPI-RS: neoplasia mucinosa papilar intraductal-ramas secundarias; NSP: neoplasia sólida pseudopapilar; RM: resonancia magnética; TNE-Q: degeneración quística de tumor neuroendocrino.

El primer paso es descartar la posibilidad de pseudoquiste. Esta es la LQP más frecuente. Se presenta en personas con antecedente de pancreatitis aguda que, generalmente, es grave. Aparece a partir de la cuarta semana de evolución y suele observarse como una lesión quística única, carente de septos y circunscrita por una pared fibrosa proporcionada por tejidos vecinos al páncreas y que puede o no comunicarse con el conducto pancreático. Su contenido es líquido, poco viscoso, con niveles altos de amilasa (>250mg/dl), nulos de antígeno carcinoembrionario (ACE) y con abundantes células inflamatorias10.

Es importante tomar en cuenta que algunas neoplasias quísticas de páncreas (NQP) se presentan con episodios de dolor abdominal o pancreatitis aguda, especialmente la NMPI, en la que se ha reportado una frecuencia de entre el 13 y el 35%. En estos casos, el diagnóstico diferencial es más difícil, sin embargo, los pseudoquistes nunca producen mucina y, por tanto, los marcadores asociados a esta, como los niveles de ACE, suelen estar ausentes.

Los enfermos con pancreatitis aguda recidivante o pancreatitis crónica a veces presentan atrofia glandular y grados diversos de afección ductal, con dilatación de conducto principal y ramas secundarias que provocan pseudoquistes, generalmente asociados a periodos de exacerbación aguda, o quistes de retención, debidos a obstrucción ductal por litiasis o zonas de estenosis. Estos cambios ductales, aunque comunes en etapas avanzadas de pancreatitis crónica, pueden observarse en NMPI de conducto principal (NMPI-CP) o de ramas secundarias (NMPI-RS), cuya mucina provoca obstrucción ductal, dolor y episodios de pancreatitis que, eventualmente, ocasionan pancreatitis crónica obstructiva. De tal forma que la LQP en pacientes con cambios compatibles con pancreatitis crónica pueden deberse a quistes de retención o NPMI. Aunque en algunos de estos el diagnóstico es fácil, con frecuencia se requerirá de más información, que se obtendrá del análisis del líquido del quiste. Otras manifestaciones clínicas asociadas a LQP y cuya presencia debe documentarse debido a que influyen en el tratamiento son: ictericia, dolor abdominal, hiporexia, saciedad temprana, náuseas, vómito o pérdida de peso. La ictericia y la pancreatitis son manifestaciones comunes de las NMPI, pero también de otras NQP que por su tamaño producen compresión a tejidos adyacentes9.

Determinar cuál o cuáles lesiones quísticas deben extirparse no es tarea fácil y las características clínicas no suelen ser suficientes para tomar estas decisiones. Se han identificado características morfológicas, de imagen, citológicas y bioquímicas específicas que ayudan a determinar el riesgo de transformación maligna (características preocupantes) o la presencia de malignidad al momento de la evaluación (características de alto riesgo), cuya presencia modifica la estrategia de tratamiento. Aunque estas se describieron inicialmente en NMPI se han exportado y aplicado en el manejo y diagnóstico de otras LQP (tabla 2).

Tabla 2.

Datos preocupantes y de alto riesgo en LQP

Datos preocupantes 
Quiste > 3 cmPancreatitisConducto principal > 5 mmParedes engrosadas e hipercaptantesConducto pancreático principal 5-9 mmNódulo o componente sólido al interior del quiste < 5mmCambio abrupto en el calibre del conducto pancreático principal con atrofia distalAdenopatíaCa 199 sérico > 37 U/mLTasas de crecimiento del quiste > 5mm en últimos 2 años 
Estigmas de alto riesgo 
Ictericia obstructivaComponente solido hipercaptante > 5mm al interior del quisteDilatación del conducto pancreático >10 mm 
Método de imagen

Son pieza fundamental en la evaluación de las LQIP. Localización, número, tamaño, comunicación con el conducto pancreático principal o con ramas secundarias u origen en ellos, presencia de septos, lóculos, nódulos o engrosamiento de la pared son características morfológicas que permiten establecer un diagnóstico de presunción que debe apoyarse con las características fisicoquímicas del líquido como viscosidad, nivel de amilasa, glucosa y ACE.

Con excepción de las características del líquido del quiste, las otras preguntas se contestan adecuadamente con métodos de imagen. Sin embargo, debido a que la mayoría de las LQIP se observan en estudios de imagen indicados por causas ajenas a enfermedades del páncreas, el rendimiento diagnóstico del estudio índice suele ser limitado.

Debido a su disponibilidad y costo, la TAC-T de múltiples cortes suele ser el primer método de estudio. Permite caracterizar adecuadamente las características del quiste utilizando métodos de reconstrucción digital capaces de detallar el sistema ductal pancreático y el interior de los quistes. Sin embargo, además de evitar la exposición a radiación, la RMN con CPRMN, preferentemente con estimulación con secretina, ofrece mejor contraste entre los tejidos blandos y permite caracterizar mejor la relación de las lesiones con el conducto pancreático principal, así como identificar septos, nódulos o engrosamiento en la pared de los quistes2. En la actualidad ambas técnicas se consideran complementarias, con ligera predilección en centros especializados por la RMN con secretina, que en nuestro medio encuentra una clara dificultad al no contar con esta última sustancia.

En caso de que el diagnóstico inicial se haga con base en ultrasonido abdominal o TAC convencional, se puede optar por una RMN, que complementará adecuadamente la información de las primeras. También es la técnica que se emplea para la vigilancia a largo plazo. En caso de no tener acceso a esta, el estudio inicial deberá ser una TAC-T de cortes múltiples (fig. 1).

Figura 1.

Imágenes de diferentes neoplasias quísticas de páncreas. A.CAM. Lesion quística paucilocular con calcificaciones periféricas en cola de páncreas. B. CAS. Lesión microquística multilocular en cola páncreas. C. IPMN- CP. Dilatación segmentaría del conducto pancreático principal. D. TSP. Lesión heterogénea con componentes sólido, quístico y calcificaciones séptales en cuerpo y cola de páncreas. E. IPMN - RS. Lesión quística bilobulada con comunicación al conducto pancreático principal en cuerpo-cola de páncreas. F. TNE - con degeneración quística. Lesión quística con hipercaptación de medio de contraste y pared engrasada en fase arterial en cabeza de páncreas.

(0,09MB).

En la tabla 3 se muestran las principales características de imagen de las diferentes LQIP.

Tabla 3.

Desempeño de las modalidades de imagen para identificación y caracterización de NQP10

  Identificación de lesión  Características de lesión 
TCMD  100% especificidad para diferenciar NQS de NQM.90% especificidad para diferenciar NQS de NMPI70-81% especificidad para NMPI-RS: demuestra comunicación con el conducto pancreático principal86% especificidad para demostrar NMPI  Sensibilidad para detectar septos 74% y comunicación con el conducto principal 86%74-78% de precisión para diferenciar NMPI benigno de maligno86% especificidad para diferenciar NQM benigno de maligno 
RM/CPRM  91% especificidad para identificar NMPI  Sensibilidad para detectar septos 91% y comunicación con el conducto principal 100%74-75% de precisión para diferenciar NMPI benigno de maligno 
USE  76% de precisión para identificar NQS84-96% de precisión para identificar NQM  68% de precisión para diferenciar NMPI benigno de maligno 
PET  94% de eficacia para diferenciar lesiones quísticas benignas de malignas97% de sensibilidad y 91% de especificidad para diferenciar NMPI benigno de maligno 

NMPI-RS: neoplasia mucinosa papilar intraductal-ramas secundarias; NMPI: neoplasia mucinosa papilar intraductal; NQM: neoplasia quística mucinosa; NQS: neoplasia quística serosa; PET: del inglés positron emission tomography; RM/CPRM: resonancia magnética/colangiopancreatografía por resonancia magnética; TCMD: tomografía computarizada multidetector.

La tomografía por emisión de positrones no se usa de manera rutinaria debido a la poca disponibilidad, costo y limitaciones diagnósticas11.

La tabla 4 sintetiza el rendimiento diagnóstico de cada modalidad de imagen.

Tabla 4.

Análisis bioquímico y citológico de líquido quístico

Parámetro  Pseudoquiste  NQS  NQM benigno  NQM maligno  NMPI 
Viscosidad  Baja  Baja  Alta  Alta  Alta 
Amilasa  Alta  Baja  Baja  Baja  Alta 
Glucosa  Alta  Alta  Baja  Baja  Baja 
ACE  Baja  Baja  Alta  Alta  Alta 
CA 19-9  Baja  Baja  Intermedia  Alta  Intermedia alta 
Citología  Histiocitos  Células cúbicas con citoplasma rico en glucógeno  Células de epitelio mucinoso cilíndrico con atipias variables  Células de adenocarcinoma   

ACE: antígeno carcinoembrionario; NMPI: neoplasia mucinosa papilar intraductal; NQM: neoplasia quística mucinosa; NQS: neoplasia quística serosa.

Ultrasonido endoscópico

El USE es una herramienta fundamental en la evaluación de las LQIP; con él se obtienen imágenes de alta resolución y mediante el uso de agujas de aspiración y biopsia se puede obtener líquido y tejido del interior y de la pared del quiste12.

El USE ha demostrado tener una eficacia diagnóstica comparable con la RMN y TAC-T tanto en la caracterización de las lesiones como en demostrar su comunicación con el conducto pancreático principal; además, es superior en la detección de lesiones multifocales, sincrónicas o metacrónicas y en identificar nódulos intramurales, que se consideran características de alarma por su alto riesgo de malignidad. En todo caso y cuando sea técnicamente posible, es necesario tomar tejido para estudio histopatológico, ya que la imagen obtenida por USE no garantiza por sí misma que la lesión sea maligna13.

Es importante recordar que la efectividad de USE depende de la experiencia y habilidad del operador, pues se han reportado bajos índices de correlación o acuerdo interobservador9. El USE con biopsias por aspiración con aguja fina (BAAF) tiene una sensibilidad del 98.6%, especificidad del 50%, certeza diagnóstica del 97.3% y precisión del 84%.

La utilidad y rendimiento diagnóstico del USE podría incrementarse si se considera el desarrollo de nuevas tecnologías como la elastografía, microscopia confocal, biopsias con pinzas a través de la aguja o el uso de contrastes. Estas tecnologías como la elastografía y contraste intravenoso ayudan a diferenciar acúmulos de moco de nódulos sólidos. Los primeros suelen observarse como estructuras de bordes bien definidos, lisos y de centro hiperecoico. En estos casos, la elastografía mostraría un tejido blando comparado con una consistencia firme del nódulo y el contraste demostraría la ausencia o presencia de flujo sanguíneo en los acúmulos de moco y nódulos sólidos, respectivamente12,14,15 (tabla 3).

Análisis de líquido

Con los datos clínicos y las características de las lesiones vistas en los métodos de imagen que se han descrito, es relativamente fácil identificar algunas lesiones, como los pseudoquistes y el cistoadenoma seroso. Resta diferenciar otras lesiones, como los quistes simples y aquellos con alto riesgo de malignidad, dentro de los cuales algunos requerirán cirugía inmediata (CAM, tumor sólido pseudopapilar, NMPI-CP), pero otros (NMPI-RS) podrán manejarse de manera conservadora. En este punto es imperativo conocer si la lesión es productora de mucina. Para averiguar esto se requiere del análisis del líquido del quiste; en específico, la medición de ACE, cuyos niveles, sin importar la cifra, indican producción de mucina. Los primeros estudios que establecieron un punto de corte >192mg/dl incluyeron solo los CAM16,17. Estudios y metaanálisis posteriores que agregaron otras neoplasias (por ejemplo, NMPI) los modificaron. En el momento actual, la utilidad de ACE es determinar la producción de mucina, pues no se ha comprobado ninguna relación entre los niveles de ACE y la presencia o ausencia de malignidad11,18.

La obtención de líquido se realiza mediante aspiración con aguja fina guiada por USE, que es un procedimiento seguro con un riesgo bajo (2-3%) de complicaciones6.

Además de ACE, se debe cuantificar el contenido de amilasa. La combinación de estos marcadores permite establecer la naturaleza mucinosa de la NQP, así como, de manera indirecta, inferir si hay comunicación con el conducto pancreático principal, lo que ayuda a diferenciar entre MCN, NMPI y otras lesiones (tabla 4).

Un nivel elevado de amilasa indica conexión de la lesión con el sistema ductal pancreático; esto es aplicable a los pseudoquistes y NMPI, pero no a las demás NQP. Un nivel de amilasa menor a 250?U/L excluye pseudoquiste pancreático, con una sensibilidad del 44% y una especificidad del 98%10.

Un punto de corte de ACE de192mg/dL tiene una sensibilidad del 63% y una precisión diagnóstica del 79% para diagnóstico de CAM. En NMPI, estos niveles presentan mayor variabilidad, probablemente, porque la comunicación con el conducto pancreático principal, cuya secreción es rica en agua y bicarbonato, diluye la concentración de ACE, por lo que sus niveles deben interpretarse en conjunto con datos clínicos y características de imagen17,19.

En estudios recientes se ha mostrado que niveles de glucosa intraquísticos menores de 50mg/dL se encuentran en lesiones productoras de mucina. La sensibilidad de este hallazgo es alta (95%), pero su especificidad es mediocre (57%), lo que indica que un número nada despreciable de personas reciben un diagnóstico falsamente positivo. Por tanto, debe considerarse como potencial biomarcador en investigación e interpretarse en conjunto con ACE y amilasa20-23.

La cuantificación del marcador tumoral CA 19-9 en el líquido del quiste no ofrece beneficio y, por tanto, no se recomienda. Sin embargo, su determinación en suero puede ser útil cuando se sospecha transformación maligna24.

Considerando que el análisis del líquido no permite una diferenciación óptima entre LQP mucinosas y no mucinosas, en algunos reportes se propone que la evaluación visual del líquido obtenido, en especial del «signo de la cuerda», que se define como la presencia de una cuerda o filamento de >1cm de longitud formado por el líquido del quiste que permanece íntegro por más de un segundo, es altamente específico para diagnosticar lesiones mucinosas (sensibilidad 58%, especificidad 95%, valor predictivo positivo 94% y valor predictivo negativo 60%). Sin embargo, este no reemplaza el análisis antes mencionado, pues existe una gran variabilidad en su definición, así como en la evaluación interobservador25, por lo que debe considerarse una característica complementaria que puede incrementar el rendimiento diagnóstico, especialmente cuando este es positivo26, pues se ha reportado que la precisión diagnóstica del ACE, citología y signo de la cuerda en conjunto es de alrededor del 94%, comparado con el uso de cada una de estas características de manera individual (81%, 51%, 70%, respectivamente)27.

Además del material para análisis bioquímico, se puede obtener material para estudio citológico e histopatológico de lesiones sólidas del interior del quiste, lo que proporciona datos para identificar el riesgo o presencia de transformación maligna como: displasia, carcinoma in situ o adenocarcinoma.

Un metaanálisis mostró pobre sensibilidad (54%) y buena especificidad (93%) del estudio citopatológico para diferenciar NQP mucinosa y no mucinosa: esto significa que un estudio negativo no descarta malignidad, pero uno positivo prácticamente la confirma28-30.

En ausencia de componentes sólidos, el análisis citológico del líquido es de poca utilidad, ya que generalmente son lesiones acelulares. Es importante recordar que, en LQIP menores de 1cm sin datos de alarma, la aspiración es poco útil: la mayoría tiene un comportamiento benigno y la cantidad de líquido que se obtiene es mínima. En estos casos, cuando no es posible determinar ACE en el líquido y de considerarse necesaria la obtención de tejido se puede realizar biopsia del tejido adyacente o de la pared del quiste una vez que este ha sido colapsado. Para este propósito, el uso de agujas finas de biopsia (FNB por sus siglas en inglés) y no las de aspiración, ofrece un incremento en el rendimiento diagnóstico de la evaluación de hasta el 29%, con lo que se obtiene una precisión diagnóstica para detectar lesiones malignas o premalignas del 87%31,32.

El uso de una pinza de biopsia miniaturizada (por ejemplo, microfórceps Moray; Steris Healthcare, Mento, Ohio, EE. UU. o pinzas Spybite; Boston Scientific, Marlborough, MA, EE. UU.), que se introducen a través de una aguja de aspiración de 19 G durante el procedimiento de aspiración del quiste bajo guía de USE, permite obtener fragmentos de la pared o de nódulos murales. La información en cuanto a su rendimiento diagnóstico es limitada. Su éxito técnico se ha reportado en el 86-100% y su rendimiento diagnóstico es cercano al 70%, con una sensibilidad para diferenciar lesiones mucinosas de no mucinosas del 89%33,34.

Otra técnica en estudio es la microscopia confocal. Esta consiste en introducir una fibra óptica que emite un haz de luz amplificado por la emisión estimulada de radiación o «láser» de bajo poder, que permite obtener imágenes magnificadas, microscópicas de alta resolución del recubrimiento epitelial del quiste. Comparada con el ACE, esta técnica es superior en la diferenciación de lesiones mucinosas (64 vs. 96%), así como en la identificación de displasia de alto y bajo grado, con sensibilidad del 87% y especificidad del 100%. Su uso está limitado por un costo elevado, por una gran variabilidad interobservador que disminuye su rendimiento diagnóstico hasta alrededor del 46% y porque no permite evaluar la totalidad de la pared del quiste. Se requieren más estudios pra determinar su verdadera utilidad e indicación35-37.

Análisis molecular

Aplicando técnicas de secuenciación de nueva generación en el líquido de los quistes, es posible identificar aquellos productores de mucina e incluso diferenciarlos en NMPI y CAM. Las mutaciones detectadas en genes KRAS o GNAS son muy sensibles y específicas para diagnosticar NMPI, pero no para CAM, mientras que mutaciones o deleciones en los genes SMAD4, CDKN2A, TP53, PIK3CA o PTEN se asocian con neoplasia avanzada. Un estudio prospectivo, que incluyó a 102 pacientes intervenidos mediante resección quirúrgica, encontró que la combinación de mutaciones de KRAS o GNAS y alteraciones en TP53, PIK3CA o PTEN tiene una sensibilidad del 89% y especificidad del 100% para detectar neoplasia pancreática avanzada. Mutaciones en el gen VHL ocurren en el 89-100% de los CAS18,30,38,39. El gen SPINK1ha surgido como un nuevo marcador tumoral, con una sensibilidad del 93% y una especificidad del 89% para diferenciar entre LQP benignas y potencialmente malignas8.

A pesar de estos prometedores hallazgos, aún se requieren estudios para integrar las pruebas moleculares a las pautas de tratamiento7.

Tratamiento

Los quistes simples no requieren tratamiento ni vigilancia; los pseudoquistes deben manejarse de acuerdo con sus características clínicas. El potencial de transformación maligna de los cistoadenomas serosos es extremadamente bajo, aun así, se recomienda vigilarlos e, independientemente de su tamaño, la decisión de resección quirúrgica dependerá de la presencia de síntomas40,41.

Las neoplasias mucinosas (por ejemplo, CAM y NMPI-CP o mixtos) y las no mucinosas de alto riesgo de malignidad (degeneración quística de tumor neuroendocrino de alto grado, adenocarcinoma de páncreas, tumor sólido pseudopapilar) requerirán tratamiento quirúrgico inmediato.

Las NMPI-RS y las LQP con diagnóstico incierto, pero sin malignidad evidente, se pueden tratar de acuerdo con la presencia o ausencia de características preocupantes y de alto riesgo6,18 (tabla 2).

Vigilancia

La periodicidad, técnica de imagen de seguimiento (TAC-T, RMN, USE), necesidad de repetir biopsia o aspirado dependen del tamaño, características clínicas y aspecto de la lesión.

La RMN/CPRM se considera la mejor herramienta de vigilancia. En ausencia de cambios en las características morfológicas y clínicas, se mantendrá una conducta conservadora con seguimiento periódico38.

Basados en la baja tasa de transformación maligna de los quistes pancreáticos incidentales asintomáticos (0.12% anual), algunas guías13 recomiendan una estrategia de vigilancia de «baja intensidad» e incluso indican limitar la duración de vigilancia a 5 años, en los casos en los que no se detectaron cambios. No existe información que apoye esta conducta e incluso se ha reportado el desarrollo de neoplasia maligna después de 5 años de seguimiento en quistes que habían permanecido «estables» en el 1-18% de los casos42-44.

La decisión sobre continuar o suspender el seguimiento debe individualizarse y tomarse en conjunto con el paciente. Posiblemente la vigilancia podrá suspenderse en aquellas personas no candidatas a tratamiento quirúrgico, ya sea por la presencia de comorbilidades, edad avanzada o por negativa del paciente, una vez se hayan discutido y aclarado las consecuencias de dicha conducta.

La justificación para realizar USE/BAAF durante el seguimiento es la aparición de características clínicas y radiológicas preocupantes o de alto riesgo, que modificarán la conducta terapéutica6,13.

En el momento actual, consideramos que la estrategia de vigilancia propuesta en las guías de Fukuoka para NMPI y la Unión Europea para todas las LQP son las más adecuadas6,7,38.

Tratamiento quirúrgico

La presencia de características preocupantes o de alto riesgo, la citología sugestiva o positiva de malignidad, la dilatación del conducto pancreático principal >1cm (sin datos de obstrucción secundaria o pancreatitis crónica) o la alta sospecha de NMPI-CP o MNPI-mixto son indicaciones de resección quirúrgica.

El procedimiento quirúrgico preferentemente deberá ser ejecutado por cirujanos experimentados, en centros de referencia y ofrecida a pacientes en buenas condiciones generales24,45.

Aunque las indicaciones quirúrgicas suelen coincidir entre las diferentes guías publicadas, existen discretas variaciones, pues cada una de estas guías fue desarrollada para escenarios específicos. Las guías de la Asociación Americana de Gastroenterología proponen el manejo de LQP asintomáticas e incidentales, las de Fukuoka (de las que se extraen las características de riesgo y preocupantes de las LQP) se ocupan únicamente del manejo de NMPI y CAM, mientras que las de la Unión Europea incluyen la mayoría de LQP y escenarios clínicos6,13,38,46 (tabla 5).

Tabla 5.

Indicaciones quirúrgicas para NMPI según las guías actuales disponibles

Guía  Indicación absoluta  Indicación relativa 
IAP/Fukuoka, 2017, Tanaka et al.16  IctericiaRealce de nódulo mural ≥ 5 mmConducto pancreático dilatado >10 mmCitología sospechosa o positiva para malignidad  Tamaño del quiste ≥ 3 cmAumento de tamaño ≥ 5 mm/2 añosRealce de nódulo mural < 5 mmAumento de CA 19-9 séricoConducto pancreático 5-10 mmPancreatitis aguda asociada a NMPIPared del quiste engrosada y con realceEstenosis del conducto pancreático con atrofia distalLinfadenopatía 
Guía europea, 20186  IctericiaQuistes sólidos con realce al contraste ≥5 mmConducto pancreático ≥10 mmCitología positivaTumor solido  Tamaño del quiste ≥ 4 cmAumento de tamaño ≥ 5 mm/añoQuistes sólidos con realce al contraste ≤ 5 mmAumento de CA 19-9 séricoConducto pancreático 5-10 mmPancreatitis aguda asociada a NMPIDiabetes de nueva aparición 
Guía americana AGA, 2015, Vege et al.13  Quistes sólidos y conducto pancreático >5mm detectables en RM y USEMalignidad en citología de quistes   

NMPI: neoplasia mucinosa papilar intraductal; RM: resonancia magnética; USE: ultrasonografía endoscópica.

En casos con contraindicación quirúrgica o en aquellos que la rechazan, se han explorado tratamientos menos invasivos, como la inyección de alcohol o quimioterapia al interior de los quistes y ablación por radiofrecuencia; sin embargo, en la actualidad no representan una opción viable, pues se consideran aún terapias experimentales. En la figura 2, se muestra una ruta crítica de diagnóstico de LQP.

Figura 2.

Ruta crítica de diagnóstico y manejo de lesiones quísticas de páncreas.

(0,28MB).
Conclusión

La incidencia de LQIP aumenta con la edad. El diagnóstico diferencial es extenso y representa un reto. Una estrategia estructurada enfocada en diferenciar lesiones de bajo y alto riesgo de malignidad, así como en distinguir aquellas que pueden incluirse en un programa de vigilancia o que requieren cirugía inmediata, facilita y beneficia a todos los involucrados en la atención de estos enfermos. Preferentemente, las LQP deben ser tratadas por un equipo multidisciplinario con experiencia en su manejo.

Responsabilidades éticas

La revisión bibliográfica cumple con toda la normativa vigente de buenas prácticas en investigación. Por su naturaleza, no se utilizaron expedientes clínicos ni datos de pacientes que puedan ser identificados, por lo que no se requirió de consentimiento informado y no requirió de revisión o saprobación por el comité de ética e investigación institucional.

Financiación

Los autores no recibieron financiamiento de ningún tipo.

Autoría/colaboraciones

Las Dras. Lira-Treviño y Carranza Mendoza participaron por igual en la elaboración, diseño, revisión del manuscrito y comparten la autoría principal y cada una de ellas deberá considerarse primera autora del mismo.

Conflicto de intereses

Ninguno de los autores tiene conflictos de interés que reportar.

Referencias
[1]
J.M. Mella, E.J. Gómez, M. Omodeo, et al.
Prevalence of incidental clinically relevant pancreatic cysts at diagnosis based on current guidelines.
Gastroenterol Hepatol, 41 (2018), pp. 293-301
[2]
J.M. Scheiman, J.H. Hwang, P. Moayyedi.
American gastroenterological association technical review on the diagnosis and management of asymptomatic neoplastic pancreatic cysts.
Gastroenterology., 148 (2015), pp. 824-848
[3]
K. Ozaki, H. Ikeno, Y. Kaizaki, et al.
Pearls and pitfalls of imaging features of pancreatic cystic lesions: A case-based approach with imaging–pathologic correlation.
Jpn J Radiol., 39 (2021), pp. 118-142
[4]
M. Del Chiaro, C. Verbeke, R. Salvia, et al.
European experts consensus statement on cystic tumours of the pancreas.
Digest Liver Dis, 45 (2013), pp. 703-711
[5]
I.D. Nagtegaal, R.D. Odze, D. Klimstra, et al.
The 2019 WHO classification of tumours of the digestive system.
Histopathology., 76 (2020), pp. 182-188
[6]
European Study Group on Cystic Tumours of the Pancreas.
European evidence-based guidelines on pancreatic cystic neoplasms.
[7]
T.A. Lira, D.L. Uscanga, C.J. Hernández, et al.
Rendimiento diagnóstico de las guías AGA Fukuoka y Europea para detectar malignidad o DAG en neoplasias quísticas de páncreas.
Rev Gastroenterol Mex, 85 (2020), pp. 114
[8]
S. Fritz, M. Klauss, F. Bergmann, et al.
Small (sendai negative) branch-duct IPMNs: Not harmless.
Ann Surg., 256 (2012), pp. 313-320
[9]
N.C.M. Van Huijgevoort, M. del Chiaro, C.L. Wolfgang, et al.
Diagnosis and management of pancreatic cystic neoplasms: Current evidence and guidelines.
Nat Rev Gastroenterol Hepatol., 16 (2019), pp. 676-689
[10]
L.A. Van der Waaij, H.M. van Dullemen, R.J. Porte.
Cyst fluid analysis in the differential diagnosis of pancreatic cystic lesions: A pooled analysis.
Gastrointest Endosc., 62 (2005), pp. 383-389
[11]
T. Kanani, J. Isherwood, W.Y. Chung, et al.
Diagnostic approaches for pancreatic cystic lesions.
ANZ J Surg., 90 (2020), pp. 2211-2218
[12]
W.R. Brugge.
Role of endoscopic ultrasound in the diagnosis of cystic lesions of the pancreas.
Pancreatology., 1 (2001), pp. 637-640
[13]
S.S. Vege, B. Ziring, R. Jain, et al.
American Gastroenterological Association Institute guideline on the diagnosis and management of asymptomatic neoplastic pancreatic cysts.
Gastroenterology., 148 (2015), pp. 819-822
[14]
V.R. Muthusamy, V. Chandrasekhara, ASGE Standards of Practice Committee, et al.
The role of endoscopy in the diagnosis and treatment of cystic pancreatic neoplasms.
Gastrointest Endosc., 84 (2016), pp. 1-9
[15]
V. Kadiyala, L.S. Lee.
Endosonography in the diagnosis and management of pancreatic cysts.
World J Gastrointest Endosc, 7 (2015), pp. 213-233
[16]
W.R. Brugge, K. Lewandrowski, E. Lee-Lewandrowski, et al.
Diagnosis of pancreatic cystic neoplasms: A report of the cooperative pancreatic cyst study.
Gastroenterology., 126 (2004), pp. 1330-1336
[17]
H.-C. Oh, H. Kang, W.R. Brugge.
Cyst fluid amylase and CEA levels in the differential diagnosis of pancreatic cysts: A single-center experience with histologically proven cysts.
Dig Dis Sci., 59 (2014), pp. 3111-3116
[18]
A.V. Maker, S. Carrara, N.B. Jamieson, et al.
Cyst fluid biomarkers for intraductal papillary mucinous neoplasms of the pancreas: A critical review from the international expert meeting on pancreatic branch-duct-intraductal papillary mucinous neoplasms.
J Am Coll Surg., 220 (2015), pp. 243-253
[19]
K.S. Burk, D. Knipp, D.V. Sahani.
Cystic pancreatic tumors.
Magn Reson Imaging Clin N Am, 26 (2018), pp. 405-420
[20]
T.R. McCarty, R. Garg, T. Rustagi.
Pancreatic cyst fluid glucose in differentiating mucinous from nonmucinous pancreatic cysts: A systematic review and meta-analysis.
Gastrointest Endosc., 94 (2021), pp. 698-771
[21]
C.V. Lopes.
Cyst fluid glucose: An alternative to carcinoembryonic antigen for pancreatic mucinous cysts.
World J Gastroenterol., 25 (2019), pp. 2271-2278
[22]
R.A. Carr, M.T. Yip-Schneider, R.E. Simpson, et al.
Pancreatic cyst fluid glucose: Rapid, inexpensive, and accurate diagnosis of mucinous pancreatic cysts.
Surgery., 163 (2018), pp. 600-605
[23]
E. Guzmán-Calderón, B. Martinez-Moreno, J.A. Casellas, et al.
Intracystic glucose levels appear useful for diagnosis of pancreatic cystic lesions: A systematic review and meta-analysis.
Dig Dis Sci., (2021),
[24]
J.R. Kim, J.-Y. Jang, M.J. Kang, et al.
Clinical implication of serum carcinoembryonic antigen and carbohydrate antigen 19-9 for the prediction of malignancy in intraductal papillary mucinous neoplasm of pancreas.
J Hepatobiliary Pancreat Sci., 22 (2015), pp. 699-707
[25]
S. Hakim, E. Coronel, G.M. Nogueras, et al.
An international study of interobserver variability of «string sign» of pancreatic cysts among experienced endosonographers.
Endosc Ultrasound, 10 (2021), pp. 39-50
[26]
B.L. Bick, F.T. Enders, M.J. Levy, et al.
The string sign for diagnosis of mucinous pancreatic cysts.
Endoscopy., 47 (2015), pp. 626-631
[27]
S.H. Oh, J.K. Lee, K.T. Lee, et al.
The combination of cyst fluid carcinoembryonic antigen, cytology and viscosity increases the diagnostic accuracy of mucinous pancreatic cysts.
Gut Liver., 11 (2017), pp. 283-289
[28]
G.D. Thornton, M.J.W. McPhail, S. Nayagam, et al.
Endoscopic ultrasound guided fine needle aspiration for the diagnosis of pancreatic cystic neoplasms: A meta-analysis.
Pancreatology., 13 (2013), pp. 48-57
[29]
A.D. Singhi, K. McGrath, R.E. Brand, et al.
Preoperative next-generation sequencing of pancreatic cyst fluid is highly accurate in cyst classification and detection of advanced neoplasia.
Gut., 67 (2018), pp. 2131-2141
[30]
S. Ngamruengphong, A.M. Lennon.
Analysis of pancreatic cyst fluid.
Surg Pathol Clin, 9 (2016), pp. 677-684
[31]
S.K. Hong, D.E. Loren, J.N. Rogart, et al.
Targeted cyst wall puncture and aspiration during EUS-FNA increases the diagnostic yield of premalignant and malignant pancreatic cysts.
Gastrointest Endosc., 75 (2012), pp. 775-782
[32]
J. Phan, D. Dawson, A. Sedarat, et al.
Clinical utility of obtaining endoscopic ultrasound-guided fine-needle biopsies for histologic analyses of pancreatic cystic lesions.
Gastroenterology., 158 (2020), pp. 475-477
[33]
M. Tacelli, C. Celsa, B. Magro, et al.
Diagnostic performance of endoscopic ultrasound through-the-needle microforceps biopsy of pancreatic cystic lesions: Systematic review with meta-analysis.
Dig Endosc., 32 (2020), pp. 1018-1030
[34]
D.R. Westerveld, S.A. Ponniah, P.V. Draganov, et al.
Diagnostic yield of EUS-guided through-the-needle microforceps biopsy versus EUS-FNA of pancreatic cystic lesions: A systematic review and meta-analysis.
Endosc Int Open., 8 (2020), pp. E656-E667
[35]
A. Facciorusso, V.R. Buccino, R. Sacco.
Needle-based confocal laser endomicroscopy in pancreatic cysts: A meta-analysis.
Eur J Gastroenterol Hepatol., 32 (2020), pp. 1084-1090
[36]
S.G. Krishna, W.R. Brugge, J.M. Dewitt, et al.
Needle-based confocal laser endomicroscopy for the diagnosis of pancreatic cystic lesions: An international external interobserver and intraobserver study (with videos) [published correction appears in Gastrointest Endosc. 2018; 87 1599].
Gastrointest Endosc, 86 (2017), pp. 644-654
[37]
S.G. Krishna, P.A. Hart, J.M. DeWitt, et al.
EUS-guided confocal laser endomicroscopy: Prediction of dysplasia in intraductal papillary mucinous neoplasms (with video).
Gastrointest Endosc., 91 (2020), pp. 551-563
[38]
M. Tanaka, C. Fernández-del Castillo, T. Kamisawa, et al.
Revisions of international consensus Fukuoka guidelines for the management of IPMN of the pancreas.
Pancreatology., 17 (2017), pp. 738-753
[39]
A. Kadayifci, M. Atar, J.L. Wang, et al.
Value of adding GNAS testing to pancreatic cyst fluid KRAS and carcinoembryonic antigen analysis for the diagnosis of intraductal papillary mucinous neoplasms.
Digest Endosc., 29 (2017), pp. 111-117
[40]
M.C. Pelaez-Luna, C. Moctezuma-Velázquez, J. Hernández-Calleros, et al.
Serous cystadenomas follow a benign and asymptomatic course and do not present a significant size change during follow-up.
Rev Invest Clin., 67 (2015), pp. 344-349
[41]
B. Jais, V. Rebours, G. Malleo, (European Study Group on Cystic Tumors of the Pancreas), et al.
Serous cystic neoplasm of the pancreas: a multinational study of 2622 patients under the auspices of the International Association of Pancreatology and European Pancreatic Club.
Gut, 65 (2016), pp. 305-312
[42]
J.G. Yoon, D. Smith, V. Ojili, et al.
Pancreatic cystic neoplasms: A review of current recommendations for surveillance and management.
Abdom Radiol., 46 (2021), pp. 3946-3962
[43]
S. Crippa, R. Pezzilli, M. Bissolati, et al.
Active surveillance beyond 5 years is required for presumed branch-duct intraductal papillary mucinous neoplasms undergoing non-operative management.
Am J Gastroenterol., 112 (2017), pp. 1153-1161
[44]
G. Marchegiani, S. Andrianello, T. Pollini, et al.
Trivial” Cysts redefine the risk of cancer in presumed branch-duct intraductal papillary mucinous neoplasms of the pancreas: A potential target for follow-up discontinuation?.
Am J Gastroenterol., 114 (2019), pp. 1678-1684
[45]
G. Perri, G. Marchegiani, I. Frigerio, et al.
Management of pancreatic cystic lesions.
Dig Surg., 37 (2020), pp. 1-9
[46]
M. Falconi, B. Eriksson, G. Kaltsas, et al.
ENETS Consensus Guidelines update for the management of patients with functional pancreatic neuroendocrine tumors and non-functional pancreatic neuroendocrine tumors.
Neuroendocrinology., 103 (2016), pp. 153-171
Copyright © 2022. Asociación Mexicana de Gastroenterología
Idiomas
Revista de Gastroenterología de México
Opciones de artículo
Herramientas
es en
Política de cookies Cookies policy
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información aquí. To improve our services and products, we use "cookies" (own or third parties authorized) to show advertising related to client preferences through the analyses of navigation customer behavior. Continuing navigation will be considered as acceptance of this use. You can change the settings or obtain more information by clicking here.